Las
Sagas (2da parte)
De manera que las sagas tienen una
parte de verdad pero otra, tanto o más importante,
de simple ficción. Pueden seguir utilizándose
como fuentes históricas, pero no considerarlas como
historias verdaderas al cien por cien, como pretendía
la interpretación romántica.
Nuestro segundo problema es explicar las variantes entre diversas
versiones de las sagas. Se trata de una cuestión
muy compleja en la que no podemos entrar en detalle. Señalaremos
tan sólo que los manuscritos de sagas que se poseen
son, además de muy numerosos, de muy diverso carácter
y antigüedad. En general, no los hay de la época
de redacción, es decir, no se trata de los manuscritos
originales, no son autógrafos de los autores. Además,
los manuscritos son a veces completos y a veces fragmentarios,
en ocasiones se recogen las sagas completas y en otros casos
sólo partes de ellas. Teniendo en cuenta que
las sagas se copiaban y recopiaban, se compraban, vendían,
prestaban y hasta robaban, y ello desde la época de
su redacción hasta prácticamente el siglo XIX,
no puede resultar extraño que aparezcan variantes,
incluso considerables.
El tercer problema es el del anonimato de los autores.
Era perfectamente explicable en el caso del origen oral. En realidad el anonimato es algo peculiar de la literatura
medieval, aunque probablemente menos de lo que tradicionalmente
se ha pensado; ese anonimato era menor en las obras científicas,
pero frecuente en las puramente literarias. En Islandia conocemos
autores de obras de la primera clase: Snorri Sturluson o Ari
el Sabio, por citar sólo dos. Además, teniendo
en cuenta lo dicho sobre los manuscritos, parece lógico
que no se recogieran de un manuscrito a otro, detalles realmente
secundarios como el nombre del autor, que no le decían
prácticamente nada al campesino islandés varios
siglos después de que la saga se hubiera redactado.
En cuanto al estilo, indiscutiblemente más propio
de lo oral lo conversacional o incluso coloquial que de lo
escrito, parece incluso una razón más a
favor de esta teoría: resultaría difícil
memorizar, por ejemplo, los extensos pasajes dialogados de
sagas como las de Hrafnkel o la de Njál. Por otra parte,
podemos observar un contraste con el estilo, mucho más
barroco, calcado a veces del latín, de otras narraciones
como las vidas de obispos. Las sagas de islandeses, que trataban
de personajes populares, conservaban el estilo popular: se
escribía como se hablaba, posiblemente, aunque no podamos
saber si se trata de algo buscado o del resultado de una falta
de tradición suficiente en la producción de
obras literarias escritas. Además, sin embargo, en
el estilo de las sagas encontramos mucho de convencional,
tomado de modelos diversos, incluso no islandeses.
Centros de producción de las Sagas.
Son fundamentalmente regionales, tanto por sus personajes
como por sus autores, como ya hemos visto. Se pueden establecer
grupos de sagas por la región en que se desarrollan,
que suelen coincidir además con las regiones donde
se encontraban los centros de enseñanza en torno a
los cuales se escribieron.
Existen, así, sagas de la región del fiordo
de Borg, como la de Gunnlaug o el thattr de Gisl Illugasson,
pues sus personajes proceden de esa región donde se
asentaron sus familias de las que luego procederían
personajes tan importantes como Egil Skallagrimsson, el mismo
Gunnlaug o, más tarde, Snorri Sturluson. Es decir,
se escribieron ciclos completos de sagas, muchas de las cuales
se han perdido, sobre las grandes familias de cada región
de Islandia.
Los centros de producción de las sagas coinciden aproximadamente
en unos casos, exactamente en otros, con las regiones de desarrollo
de las mismas. En Islandia, como en otros sitios, fueron los
monasterios los grandes centros literarios. Pero, a diferencia
de otros lugares de Europa, en ellos no se redactaban sólo
obras de carácter religioso, sino que se prestaba gran
atención a las obras profanas: si los autores fueron
en muchos casos los mismos monjes, éstos sabían
separar perfectamente las dos facetas de la vida.
Unas veces trabajaban como hombres de la Iglesia, otras como
literatos islandeses, aunque en ocasiones, como en la Saga
de Hrafnkel, supieran unir hábilmente ambos aspectos,
creando obras de inspiración cristiana, muy probablemente
con fines edificantes, siguiendo el estilo de las obras puramente
seculares de entretenimiento. Hoy día se presta cada
vez más atención a la influencia del cristianismo
sobre las sagas y en varias de ellas se cree ver una clara
inspiración religiosa, magistralmente combinada con
la descripción precisa de las aventuras, las instituciones
y el modo de vida de los islandeses de época pagana.
Centros islandeses de erudición, enseñanza
y religión a la vez que de producción literaria
fueron los obispados de Skálholt, en el sur de la isla
y de Hólar, en el norte; centros de enseñanza
como el de Oddi, donde se formó Snorri, estaban estrechamente
unidos a ellos. Monasterios, de los que había muchos
en el país, como los de Mödruvellir, en el norte,
Helgafel en e oeste, Vídey en la región de Reykjavík,
etc., tienen una importancia fundamental para comprender la
aparición y el desarrollo de las sagas.
Las épocas de las Sagas.
Se desarrollan entre los siglos IX y XI, en la que podemos
llamar época heroica de Islandia. Esto sirve para diferenciarlas
de otro tipo de obras llamadas también sagas: las de
obispos y de familias contemporáneas, que pertenecen
a la época cristiana; las de la antigüedad, cuyos
personajes vivieron antes de la época heroica: desde
el siglo IX hasta los principios de la epopeya germánica,
como la Saga de los Volsungos, que desarrolla temas que reaparecerán
en el Cantar de los Nibelungos alemán y que se remontan
al siglo V o incluso antes.
La época en que se produce la acción de las
sagas es muy distinta a la que ve su nacimiento: en los siglos
IX al XI, Islandia era una sociedad germánica-escandinava
tradicional, pagana, aunque sometida ya a considerables tensiones
que desembocarán, hacia el año 1000, en la conversión
oficial del país al cristianismo, por decisión
mayoritaria de la gran asamblea o thing. No se trata de una
lucha religiosa, sino fuandamentalmente social y cultural:
la sociedad pagana tradicional iba estando cada vez más
influida por la cultura y la vida económica y política
de los estados europeos.
Un aspecto fundamental, imprescindible para entender buena
parte de las sagas, es lo que hoy llamaríamos sistema
penal. Cuando se producía un delito grave, generalmente
una muerte, los familiares de la víctima podían
optar entre pedir una compensación económica
o vengarse en el culpable de la muerte o en algunos de sus
familiares. En este caso era a su vez el turno de éstos,
y podía producirse una cadena de venganzas sangrientas
que llegaban a involucrar a un número considerable
de personas en atentados, emboscadas y batalles campales.
También se podía acudir al thing y hacer juzgar
al asesino. En la asamblea se podía tomar la decisión
de promover un acuerdo entre las familias afectadas estableciendo
compensaciones económicas, o bien condenar al asesino
al destierro; término éste, por otra parte,
que no corresponde exactamente a la pena, pues no se trataba
de la simple expulsión de la región o del país,
sino que implicaba la indefensión absoluta del condenado
de forma que cualquiera podía matarlo sin incurrir
en responsabilidades y todos sus bienes podían ser
incautados en manos de los familiares o amigos de la víctima
y las actuaciones, aunque "legales", solían
ser violentas. Si, como sucede en la Saga de Hrafnkel, el
condenado tenía gran poder, podía resultar díficil,
o imposible incluso, hacer efectiva la condena.
Las sagas se escriben fundamentalmente en los siglos XIII
y XIV. Es una época fundamental en la historia de Islandia,
y su terminación marca el fin de la independencia política
y de la pervivencia de la tradición, aunque parte de
ésta podrá sobrevivir en las aisladas granjas
islandesas hasta mucho más tarde.
Islandia es por entonces cristiana desde hace varias generaciones,
y los cambios que antes apuntamos habían culminado:
sin llegar a crearse un ejecutivo central, todo estaba en
manos de los jefes regionales, sucesores de los antiguos godar.
Había conflicto entre éstos y los campesinos
libres que habitaban en sus distritos, pero también
entre los jefes y la Iglesia, pues aquellos habían
querido perpetuar su poder religioso como "apéndice"
del poder civil y la Iglesia, después de las reformas
de Gregorio VII quería ser plenamente independiente
en el terreno espiritual y, aún más, intervenía
directamente en la vida política y económica.
Se produjeron así guerras civiles que se prolongaron
durante bastantes años. La isla vivía en un
estado de total inseguridad civil, y el más poderoso
abusaba sin escrúpulos de su poder y sus prerrogativas.
En esta situación, los deseos expansionistas de los
reyes noruegos (y los daneses) encontraron terreno abonado.
Participaron directamente en las luchas intestinas islandesas,
y personajes como Snorri mantuvieron un equilibrio más
que díficil entre el deseo de independencia nacional,
la necesidad de estar en buenas relaciones con el rey noruego
y la inevitabilidad del enfrentamiento con otras grandes familias
islandesas. Tan díficil era ese equilibrio que el mismo
Snorri murió asesinado por ello.
Pero, al mismo tiempo que se producían todos esos
complejos acontecimientos, en Islandia florecían las
letras. Desde el siglo XII se habían comenzado a componer
obras islandesas y a traducir obras extranjeras, y los centros
islandeses de enseñanza desarrollaban una considerable
actividad, muy superior a la de otros países escandinavos
como Noruega o Dinamarca, para no hablar de Suecia, recientemente
cristianizada y donde aún no se había asentado
definitivamente la nueva cultura y las nuevas formas de vida.
De este modo, Islandia producirá una literatura magnífica,
formada por las distintas clases de sagas, las obras historiográficas,
las recopilaciones de leyes, las traducciones, etc.., al tiempo
que se ponen por escrito poemas orales de época pagana
como la Edda, compliación de antiguos poemas mitológicos
y heroicos, o la ya mencionada poesía escáldica.
El que todo esto suceda en una época de gravísima
crisis interna y externa no deja de encajar en una pauta de
carácter bastante universal.
Fuentes:
Texto basado en prefacio de Enrique Bernárdez a "Textos
mitológicos de las Eddas" · Libros de los
Malos Tiempos · Ed. Miraguano
Literaturas Germánicas Medievales, Jorge Luis Borges,
Alianza Editorial
Völuspá - "Textos mitológicos de las
Eddas"
Libros de los Malos Tiempos · Ed. Miraguano, sobre
Völuspá. Sigurdur Nordal gaf út. Reykjavík,
Helfell, 1952. |